Coronavirus y «Cuarentena» en Argentina: La mayor destrucción de empleo y empresas de la historia.

Por Agustín Eduardo Almada

El 23 de marzo de 2020, el Presidente Alberto Fernández sentenciaba frente a las cámaras que si el dilema era «la economía o la vida», él elegiría siempre la vida. El Presidente fue consecuente con sus dichos. Durante los siguientes 120 días, asesorado por un comité de infectólogos y epidemiólogos, Fernández presidió la mayor destrucción de empleo y empresas de que se tenga registro. Paradójicamente, los resultados en el frente sanitario fueron decepcionantes, pero esa es harina de otro costal. En este artículo nos valemos de visualizaciones interactivas para explorar estadísticas oficiales poco conocidas, que permiten comprobar la dimensión histórica del colapso de la economía argentina.

Fuente: Data Driven Argentina con datos del Boletín de Seguridad Social de (AFIP)
Nota: Las series de datos corresponden a trabajadores cotizantes en ANSES – SIPA.

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«La cuarentena va a durar lo que tenga que durar»

El lunes 23 de marzo de 2020, cuando la cuarentena era joven y solo contaba 4 días, el Presidente Alberto Fernández sentenció: “si el dilema es la economía o la vida, yo elijo la vida”. Tres días antes había entrado en vigencia el Decreto 297/2020, de “Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio”, que determinó una limitación extrema, del movimiento de las personas y de la actividad económica, en la expectativa de que ello disminuyera la circulación del virus COVID-19. Casi 120 días después del planteo de aquella disyuntiva fatal, los datos oficiales de empleo publicados por AFIP no dejan lugar dudas: Alberto hablaba en serio.

Con el asesoramiento de una corte de epidemiólogos e infectólogos, Fernández presidió la mayor destrucción de empleo registrado y de empresas del sector formal de que se tenga registro. Paradójicamente, en el terreno sanitario los resultados son decepcionantes. En julio de 2020 Argentina está transitando sus mayores cifras diarias de contagios y muertes, mientras el país se aproxima al décimo puesto en el ranking global de casos diarios, sumido en total incertidumbre.

El Presidente Alberto Fernández, a fines de abril de 2020, rodeado del «comité de expertos médicos y científicos» antes de anunciar la tercera extensión de la cuarentena.
Fuente: Presidencia de la Nación.

Ya tendremos ocasión de analizar en otro artículo el fracaso de la estrategia epidemiológica, basada exclusivamente en el dogma irreflexivo que reza «cuarentena, cuarentena y más cuarentena». Estrategia, si le cabe ese calificativo, que desestimó una y mil veces la importancia crucial de disponer de un sistema de «testeo, rastreo y aislamiento». Estrategia que confundió una situación inicial de escasa circulación viral, explicada por la gran distancia del epicentro de la pandemia, con el éxito del aislamiento.

Se cantó victoria demasiado temprano, se hicieron comparaciones internacionales desatinadas, mientras se dejaba avanzar la enfermedad. Fue solo cuestión de tiempo para que, en ausencia de un sistema de detección efectivo, que ni siquiera testeaba al personal de salud más expuesto, el virus pasara de los barrios acomodados a las villas miseria de Capital Federal y el Conurbano.

La «cuarentena» de la economía nos pasa la factura

La chapucería sanitaria desplegada será todo menos barata. Cada punto del PIB argentino que se pierde equivale a más de 4.000 millones de dólares. Son salarios, impuestos, alquileres y rentabilidad para financiar inversiones, que este año estarán ausentes. Infortunadamente, esto recién empieza. Los costos de la cuarentena se prolongarán en el futuro. Los empleos, empresas e ingresos que desparezcan tardarán mucho en recuperarse. En las próximas secciones, retomando el argumento central de este artículo, exploraremos las estadísticas oficiales para comprobar la magnitud del colapso de la economía, el empleo y el entramado empresarial argentino.

Revisaremos los últimos datos de:

Destrucción de Empleo Registrado (AFIP): Trabajadores con aportes previsionales al día en ANSES – SIPA

A fines de junio el Indec comunicó oficialmente la mayor contracción económica de la historia argentina. En abril de 2020, el estimador mensual de actividad económica registró una baja de -26,4%. La retracción observada no fue homogénea en términos sectoriales. Hoteles y restaurantes, junto a construcción, consideradas actividades “no esenciales” en el marco legal de la cuarentena, cayeron más de -80%.

No debe sorprender que la gigantesca recesión económica esté castigando severamente a los trabajadores, ni que se ensañe con los que prestan servicios en las actividades económicas que fueron suspendidas (en efecto prohibidas) por el Decreto 297/2020.

La semana pasada, a través del Boletín de Seguridad Social, AFIP dio a conocer un dato poco difundido: en mayo de 2020 la cantidad de trabajadores cotizantes del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) cayó -1,75 millones (-1.747.878 para ser exactos) respecto de mismo mes de 2019. Los trabajadores con aportes pagos en el mes de referencia pasaron de 8,83 millones, en mayo de 2019, a 7,08 millones 12 meses después. La baja porcentual fue de casi 20 puntos porcentuales (-19,8%).

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El desglose de esos -1,75 millones de trabajadores, marca que los empleados en relación de dependencia cotizantes del SIPA se redujeron en -1,45 millones respecto del registro de mayo de 2019. Lo que representa una baja de -23,9%. Estos números son la manifestación estadística de la frágil situación laboral de millones de empleados. Como veremos enseguida, más de 400 mil de estos asalariados desaparecieron formalmente de la declaración jurada de la empresa que los empleaba.

Entre los autónomos la baja interanual fue de -183.096 trabajadores (-19,0%), mientras que los monotributistas cotizantes en el SIPA descendieron -127.046 (-6,9%). Un dato preocupante es que, tanto autónomos como monotributistas, sufrieron caídas más pronunciadas desde diciembre de 2019, que desde mayo del año pasado. ¿Cómo se explica eso? Ocurre que ambas categorías de empleo venían creciendo antes de que la irrupción de la pandemia y la imposición de la cuarentena las afectara.

Cierre de Empresas Empleadoras (AFIP): Empresas que declararon trabajadores asalariados ante ANSES – SIPA

Con el dato de mayo de 2020 sabemos que el número de empresas empleadoras formales se retrajo -5,2% (28.460 firmas menos) en los 12 meses precedentes. El grueso de la baja, -4,4%, ocurrió después de diciembre de 2019. Casi 24.000 empresas se retiraron del mercado laboral formal luego de 2 meses de cuarentena y pandemia. Muchas de ellas cerraron sus puertas para siempre. Solo AFIP sabe cuántas empresas más están llevando sus nóminas laborales a cero entre junio y lo que va de julio.

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La destrucción de empresas empleadoras es generalizada, ningún sector económico mostró crecimiento neto en la cantidad de empleadores. Las reducciones porcentuales más intensas ocurrieron en Construcción (-12,8%), Transporte (-10,0%), Cultura y Esparcimiento (-9,3%) y Hoteles y Restaurantes (-9,0%). Siempre considerando la variación entre mayo de 2019 y mayo de 2020. Los sectores con las mayores pérdidas absolutas de empresas fueron Comercio (-6.851), Transporte (-4.248), Construcción (-2.945) e Industria Manufacturera (-3.129).

Desaparición de Empleo Asalariado Registrado (AFIP): Trabajadores incluidos en declaración jurada ante ANSES

A pesar de la prohibición de despidos, en 2 meses y medio de cuarentena, más de 272 mil empleados en relación de dependencia perdieron su trabajo (tomando el período febrero-mayo de 2020). La destrucción neta de empleo asalariado alcanzó -331.842, si se extiende el análisis hasta diciembre de 2019, y llega a -404.042 comparando mayo 2020 contra mismo mes de 2019. Así, la contracción interanual del empleo en relación de dependencia llegó en mayo al -5,1%. Como se señaló arriba, más de 28.000 empresas se retiraron completamente del mercado laboral formal en el mismo período.

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En coincidencia con lo observado respecto de las empresas empleadoras, la reducción de la plantilla laboral se extendió a, casi, todos los sectores. Las mayores mermas absolutas se dieron en Construcción (-143.233), Industria Manufacturera (-56.684), Comercio (-39.759) y Hoteles y Restaurantes (-30.244). En variaciones porcentuales, las actividades más golpeadas fueron Construcción (-31,2%), Cultura y Esparcimiento (-14,8%), Hoteles y Restaurantes (-11,4%) y Servicios Inmobiliarios (-9,3%).

Tan solo dos actividades económicas sumaron empleados registrados entre mayo de 2019 y mayo de 2020: Salud y Administración Pública. Salud añadió +14.122 trabajadores en relación de dependencia, una suba del +4,4%. Pero toda esa creación de empleo asalariado ocurrió antes de que se decretara la cuarentena. La Administración Pública, que incluye los tres niveles de gobierno, pagó en mayo último 6.958 salarios más que en mayo de 2019. Pero esa variación total esconde dos momentos muy distintos. Entre mayo y diciembre del eleccionario año 2019 se sumaron más de 17.000 trabajadores en relación de dependencia a los escritorios de la burocracia estatal. Desde diciembre se dio vuelta la curva, fueron despedidos más de 10.000 trabajadores.

Caída del Nivel de Ingreso (Indec): Contracción del ingreso generado por sector de actividad económica

En abril de 2020 las tasas de variación interanual de actividad económica, estimadas por el Indec a través del EMAE, mostraron una dispersión sectorial extrema. Analizar esas diferencias nos permitirá empezar a despejar la controversia respecto de la gran pregunta: ¿Es la pandemia o es la cuarentena?

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Hoteles y Restaurantes colapsó un -86%, mucho efecto pandemia ahí, pero también bastante cuarentena. Construcción se contrajo también -86%, en este caso resulta evidente que el impacto provino principalmente de la cuarentena. ¿Cómo lo sabemos? Porque se puede contrastar la caída de la construcción con actividades cuyo riesgo de contagio es igual, o incluso mayor, y que sin embargo no fueron totalmente prohibidas. La industria manufacturera cayó -34%, Minería y Petróleo -20%, Agro -10% y Servicios Públicos -8%. Es difícil argumentar que la construcción se vio intrínsecamente más afectada por la pandemia que el sector de minería y petróleo, que conoció el primer valor negativo del crudo WTI a fines de abril. Es complicado soslayar que la diferencia fundamental entre estas actividades consiste en haber sido calificadas, o no, como «actividades esenciales».

Momento de repensar la estrategia sanitaria

Tal vez, después de 120 largos días, sea hora de revisar estas calificaciones, abiertamente discriminatorias, que tachan de «no esencial» la actividad laboral de millones de argentinos. Calificación que, si nos atenemos a la letra de los sucesivos decretos firmados por el Presidente Fernández, criminaliza el ejercicio de los derechos constitucionales más elementales: trabajar, comerciar, peticionar ante las autoridades y transitar por el territorio argentino. Todos ellos consagrados en el Artículo 14 de la Constitución.

Artículo 14.- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.

(Artículo 14 de la Constitución de la Nación Argentina)

Quizás el 19 de marzo de 2020 tenía sentido separar actividades económicas entre «esenciales» y «no esenciales», porque se planteaba a la sociedad un receso extraordinario de 10 o 15 días. Medidas semejantes había adoptado Europa, sorprendida por una epidemia que no esperaba y que desbordaba las terapias intensivas. Nada de eso pasaba en marzo y abril en Argentina. Alejada de las mayores rutas aéreas globales, apenas si tenía circulación viral comunitaria. El grueso de los portadores eran viajeros, fácilmente identificables. Se copió una estrategia importada sin pensar si era adecuada. Y la copia salió mal.

Hubiera sido más oportuno que el gobierno canalizara los recursos materiales y humanos, del estado y del sector privado, al despliegue rápido de un sistema de testeo, rastreo y aislamiento, amplio y eficiente. Esa era la verdadera actividad esencial, que el Presidente y su comité de expertos no supieron organizar. Quien quisiera enterarse, tenía a la vista los modelos exitosos de Corea del Sur, Australia e Israel, a los que se fueron sumando decenas de países con el transcurso de estos meses. Aquella estrategia hubiera permitido lograr, en plazo breve, una apertura económica y social que se diera con seguridad. Poco se hizo en ese sentido. El Plan Detectar se lanzó recién en mayo, ante el aumento preocupante de contagios en los «barrios populares». Era muy tarde. Esta semana el Ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires dijo que estima que el 10% de la población de la Capital ya se ha contagiado. El fracaso es inocultable.

No existían en marzo, ni existen hoy, casos de éxito en el control de la pandemia que se hayan apoyado, exclusivamente, en la «cuarentena». Resulta extraño que el «comité de expertos médicos y científicos» no haya advertido un hecho tan elemental. Solo para agregar mayor fuerza de convicción a mi argumento, quiero mostrar, en esta conclusión, que quien escribe no habla «con el diario del lunes». Desde marzo digo lo mismo. Tanto que aburro.

Presentación del Monitor del Empleo Registrado en Argentina

Data Driven Argentina presenta el Monitor del Empleo Registrado en Argentina. Valíendonos de visualizaciones interactivas, exploramos estadísticas oficiales poco conocidas para reflejar el impacto que la pandemia y la «cuarentena» del Coronavirus están teniendo sobre la economía argentina: la mayor destrucción de empresas y empleos de que se tenga registro. Los datos se actualizarán mensualmente.

Reporte Interactivo Microsoft Power BI

Recomendamos visualizar en dispositivo de escritorio y en modo pantalla completa (botón en margen inferior derecho). En dispositivos móviles, lo óptimo es el modo horizontal y de pantalla completa. Todos los gráficos y tablas pueden ampliarse.

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Fuentes de información primaria

Boletín anual de Seguridad Social (AFIP)
Informe de Situación y Evolución del Trabajo Registrado (Ministerio de Trabajo)
Estimador mensual de actividad económica – EMAE (Indec)
Informe sobre Cobertura y Financiación (Superintendencia de Riesgos del Trabajo)

Cuarentena Coronavirus (Covid-19) en Argentina
Fuente de la imagen: Diario La Nación
Crédito: Santiago Filipuzzi (https://www.instagram.com/santiagofilipuzzi/)

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Categorías: Artículos

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